La práctica de mantener la casa limpia y ordenada es odiada y amada a partes iguales. A pesar de que la mitad que ama mantener la casa limpia y reluciente, hay algunas cosas que siempre dan más pereza limpiar, ya sea por el esfuerzo que implica limpiarlas (por ejemplo, las ventanas) o, simplemente, porque se nos olvidan que están ahí, como las lámparas y luces que dominan los techos de nuestros hogares.

Además de limpiar el polvo en las lámparas en sí, es importante que no olvidemos limpiar lo que emana luz en sí, que normalmente son bombillas y tubos fluorescentes, estos últimos muy habituales en las cocinas. En el caso de los tubos en las cocinas, hay que tener especial cuidado, puesto que además de polvo pueden llegar a acumular otro tipo de suciedad como grasa, debido a la alta actividad frenética propia de una cocina activa.

De hecho, no mantener limpios los tubos o bombillas puede significar que la intensidad de la luz va disminuyendo. Si un día te das cuenta que la luz no es tan viva como antes, quizás es hora de no demorarlo más y limpiar los focos de luz. Aunque puede ser que no tenga que ver con suciedad y simplemente que ya es hora de cambiar los tubos por unos nuevos, como los que puedes encontrar en LamparaDirecta.es.

A continuación, vamos a darte una serie de consejos para limpiar los tubos fluorescentes y queden perfectos durante todo el tiempo posible. Antes de proceder con los pasos, debes tener mucho cuidado a la hora de desmontarlos para que no se rompan.

Retira el polvo con cuidado

Para conseguir quitar el polvo acumulado, lo mejor es que cojas un trapo completamente seco y, con cuidado, lo pases por el tubo. Con este gesto puedes conseguir quitar la capa más superficial de suciedad, que suele ser la primera capa de polvo.

Ataca a la grasa

Este es el paso más importante y definitivo para dejar los tubos completamente limpios y listos. Tras haber retirado el polvo con un trapo seco, llega el momento de quitar la grasa y otro tipo de suciedad que se haya podido quedar adherida ahí. Para eliminarla, debes humedecer un trapo o paño con una mezcla de agua y alcohol. Como ves, no es necesario utilizar ningún tipo de producto de limpieza específico. En muchas ocasiones, lo más sencillo es lo que mejor funciona, y esta es una de esas ocasiones.

Debes ir pasando el trapo con cierta frotación y fuerza, siempre con mucho cuidado, para ir eliminando la suciedad. Si, además, quieres darle y toque de algún olor en concreto, puedes añadir a la solución de agua y alcohol unas gotitas de algún aceite esencial (lavanda, romero, eucalipto, limón, etc.). El tubo estará listo para ser colocado de nuevo en su sitio cuando esté perfectamente limpio y sin restos de suciedad.

Colocar de nuevo

Para colocar de nuevo en su lugar el tubo fluorescente, debes esperar a que esté completamente seco, con el fin de evitar algún tipo de problema como un corto circuito. Aunque no sea estrictamente necesario, puedes pedir ayuda por si se dificulta la tarea de su colocación.

Encendido

Ya solo queda encender de nuevo la luz y disfrutar con toda plenitud de la viveza. Además de que los tubos estarán perfectamente limpios, si has añadido algunas gotas de aceite esencial, seguramente éste actúa a modo de ambientador natural durante algunos días.

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